sábado, 1 de marzo de 2008

INTRODUCCIÓN AL CONTACTO GALÁKTIKO.




El cielo ha sido fundado,
La Tierra ha sido fundada,
¿Quién ha de vivir ahora, oh dioses? Crónica azteca, La historia de los Reinos

"¿Tú qué eres? ¿De dónde viniste?
Nunca vi nada semejante a ti".
El cuervo Creador miró al hombre y...
se sorprendió de que este extraño ser fuera tan parecido a él. Mito esquimal de la Creación

¿Has abrazado el conjunto de la Tierra?
¿Por dónde se va a la morada de la luz,
y dónde residen las tinieblas...?

¿Conoces las leyes del cielo?
¿Puedes establecer su función en la tierra? Job

¿Por qué motivo tendría que ocuparme en buscar los secretos de las estrellas si tengo continuamente ante mis ojos a la muerte y a la esclavitud? Pregunta planteada a Pitágoras por Anaxímenes
600 a. de. C. aprox., según Montaigne

Al mundo entero –agregó nuestro Padre Sol–, doy mi luz y mi resplandor; doy calor a los hombres cuando tienen frío; hago que sus campos fructifiquen y que su ganado se multiplique; cada día que paso doy la vuelta al mundo para estar más enterado de las necesidades del hombre y para satisfacer estas necesidades. Seguid mi ejemplo.
Mito inca incluido en los Comentarios reales,
de Gracilazo de la Vega, 1556
Johannes Kepler:
No nos preguntamos qué propósito útil hay en el canto de los pájaros, cantar es su deseo desde que fueron creados para cantar. Del mismo modo no debemos preguntarnos por qué la mente humana se preocupa por penetrar los secretos de los cielos... La diversidad de los fenómenos de la Naturaleza es tan grande y los tesoros que encierran los cielos tan ricos, precisamente para que la mente del hombre nunca se encuentre carente de su alimento básico.

La Divina Providencia nos ha concedido un observador tan diligente en la persona de Tycho Brahe que sus observaciones condenan este... cálculo a un error de ocho minutos; es cosa buena que aceptemos el regalo de Dios con ánimo agradecido... Si yo hubiera creído que podíamos ignorar esos ocho minutos hubiera apañado mi hipótesis de modo correspondiente. Pero esos ocho minutos, al no estar permitido ignorarlos, señalaron el camino hacia una completa reforma de la astronomía.

Con esta sinfonía de voces el hombre puede tocar la eternidad del tiempo en menos de una hora, y puede saborear en una pequeña medida el deleite de Dios, Artista Supremo... Me abandono libremente al frenesí sagrado... porque la suerte está echada y estoy escribiendo el libro; un libro que será leído ahora o en la posteridad, no importa. Puede esperar un siglo para encontrar un lector, al igual que Dios mismo esperó 6.000 años para tener un testigo.
Johannes Kepler Mysterium Cosmographicum

Kepler creía que dentro de esta "sinfonía de voces", la velocidad de cada planeta corresponde a ciertas notas de la escala musical latina popular en su época: do, re, mi, fa, sol, la si, do.
En la armonía de las esferas, los tonos de la Tierra son, según él, fa y mi, y la Tierra está siempre canturreando fa y mi, notas que corresponden directamente a la palabra latina "hambre" [de la raíz latina fami, proviene la palabra famélico: hambriento. Nota del transcriptor]. Decía, no sin razón, que esa única y lúgubre palabra era la mejor descripción de la Tierra.
Su epitafio, que él mismo compuso, reza: "Medí los cielos y ahora mido las sombras. Mi mente tenía por límites los cielos, mi cuerpo descansa encerrado en la Tierra"... Si hubiera que erigirle hoy una estela podría rezar, en honor a su coraje científico: "Prefirió la dura verdad a sus ilusiones más queridas".
Johannes Kepler confiaba en que un día existirían naves celestes con velas adaptadas a los vientos del cielo, "navegando por el firmamento llenas de exploradores que no temerían a la inmensidad del espacio".
Kepler y Newton representan una transición crítica en la historia de la humanidad, el descubrimiento de que hay leyes matemáticas bastante simples que se extienden por toda la naturaleza; que las mismas reglas son válidas tanto en la Tierra como en los cielos; y que hay una resonancia entre nuestro modo de pensar y el funcionamiento del mundo. Ambos respetaron inflexiblemente la exactitud de los datos observacionales, y la gran precisión de sus predicciones sobre el movimiento de los planetas proporcionó una prueba convincente de que los hombres pueden entender el Cosmos a un nivel insospechadamente profundo. Nuestra moderna civilización global, nuestra visión del mundo y nuestra exploración del Universo tienen una deuda profunda para con estas concepciones. Carl Sagan

Christiaan Huygens:

Podemos ascender por encima de esta Tierra insípida, y contemplándola desde lo alto considerar si la Naturaleza ha volcado sobre esta pequeña mota de polvo todas sus galas y riquezas. De este modo, al igual que los viajeros que visitan otros países lejanos, estaremos más capacitados para juzgar lo que se ha hecho en casa, para poderlo estimar de modo real, y dar justo valor a cada cosa. Cuando sepamos que haya una multitud de Tierras tan habitadas y adornadas como la nuestra, estaremos menos dispuestos a admirar lo que este nuestro mundo llama grandeza y desdeñaremos generosamente las banalidades en las que deposita su afecto la generalidad de los hombres. Los mundos celestiales descubiertos

Un hombre que opine como Copérnico, que esta tierra nuestra es un planeta conducido alrededor del Sol y alumbrado por él como los demás, no podrá evitar que le asalte alguna vez la fantasía... de que el resto de los planetas tienen su propio vestido y su mobiliario, incluso unos habitantes, al igual que esta tierra nuestra... Pero siempre podíamos concluir diciendo que no valía la pena examinar lo que la naturaleza se había complacido hacer allí, ya que no había probabilidad alguna bastante seriamente sobre este tema (y no es que me considere un observador más fino de aquellos grandes hombres [del pasado], sino que he tenido la suerte de vivir después de la mayoría de ellos), cuando pensé que este examen no era tan impracticable ni el campo tan lleno de dificultades, sino que dejaba un margen muy bueno para posibles conjeturas.
Sé que algunos dirán que soy demasiado atrevido con estas afirmaciones sobre los planetas, y que subimos allí a través de muchas probabilidades, y si por casualidad una de ellas es falsa y contraria a lo supuesto, arruinaría como un mal fundamento todo el edificio, y lo haría caer por los suelos. Pero... si suponemos, tal como hicimos, que la Tierra es uno de los planetas, de dignidad y honor igual al resto, ¿quién se atrevería a decir que no puede encontrarse en otro lugar nadie que disfrute del glorioso espectáculo de las obras de la naturaleza? ¿O que si hubiese otros espectadores que nos acompañan, nosotros deberíamos ser los únicos que han entrado a fondo en sus secretos y su conocimiento?
Qué vastitud la de estos orbes y qué poco considerable es comparada con ellos la Tierra, el teatro sobre el cual se juegan todos nuestros poderosos designios, todas nuestras navegaciones, y todas nuestras guerras. Una consideración muy pertinente, y materia de reflexión para los reyes y príncipes que sacrifican las vidas de tantas personas, sólo para halagar su ambición y convertirse en dueños de algún lamentable rincón de este pequeño lugar.
¿Es posible ahora mirar a lo alto y comparar estos sistemas (los de Júpiter y Saturno) sin quedar asombrado ante la gran magnitud y nobles acompañantes de estos dos planetas con respecto a nuestra pequeña y lastimosa Tierra? ¿O puede alguien obligarse a pensar que el sabio creador ha puesto aquí a todos sus animales y plantas, que se ha dedicado únicamente a proveer y adornar este lugar, y que ha dejado aquellos mundos, que podrían adorarlo y venerarlo, desnudos y privados de habitantes; o que todos estos cuerpos prodigiosos se hicieron únicamente para parpadear y para que los estudiaran quizás unos cuantos de nosotros, pobres seres?... Es imposible dejar de pensar que teniendo estos inviernos tan pesados, su modo de vida ha de ser muy distinto del nuestro.
Nuevas conjeturas referentes a los mundos planetarios, sus habitantes y sus producciones, hacia 1690

A través de un claro en las nubes de Titán se podrían vislumbrar saturno y sus anillos, con su color amarillo pálido, difuminado por la atmósfera interpuesta. El sistema de saturno está a una distancia del Sol diez veces superior a la de la Tierra, y, por lo tanto, la luz solar en Titán tiene sólo un uno por ciento de la intensidad a la que estamos acostumbrados, y las temperatura debería estar muy por debajo del punto de congelación del agua, aunque el efecto invernadero atmosférico fuera importante. Pero la abundancia de materia orgánica, luz solar y quizás puntos calientes volcánicos hace que no pueda eliminarse fácilmente la posibilidad de que haya vida en Titán. En un medio ambiente tan diferente, tendría que ser, como es lógico, muy distinta de la vida en la Tierra. No hay pruebas fuertes, ni a favor ni en contra, de la vida en Titán. Es simplemente algo posible. Pero no es probable que determinemos la respuesta a esta pregunta sin antes hacer aterrizar vehículos espaciales con instrumentos sobre la superficie de Titán. Carl Sagan

Dios es capaz de crear partículas de materia de distintos tamaños y formas... y quizás de densidades y fuerzas distintas, y de este modo puede variar las leyes de la naturaleza, y hacer mundos de tipos diferentes en partes diferentes del universo. Yo por lo menos no veo en esto nada contradictorio. Sir Isaac Newton. Óptica

El autor de la Naturaleza ha hecho imposible que en nuestro estado actual tengamos alguna comunicación desde esta tierra con los demás grandes cuerpos del universo; y es posible que haya cortado de igual modo toda comunicación entre los demás planetas, y entre los diferentes sistemas... Observamos en todos ellos cosas suficientes para provocar nuestra curiosidad, pero no para satisfacerla... No parece conforme con la sabiduría que resplandece a través de toda la naturaleza suponer que deberíamos ver tan lejos y que nuestra curiosidad debería ser excitada hasta el tal punto... sólo para quedar defraudado al final... Esto nos conduce, pues, de modo natural a considerar nuestro estado actual sólo como el alba o inicio de nuestra existencia, como un estado de preparación o de examen para futuros avances... Colin MacLaurin, 1748

Si se diera una fiel relación de las ideas del Hombre sobre la Divinidad, se vería obligado a reconocer que la palabra "dioses" se ha utilizado casi siempre para expresar las causas ocultas, remotas, desconocidas, de los efectos que presenciaba; que aplica este término cuando la fuente de lo natural, la fuente de las causas conocidas, deja de ser visible: tan pronto como pierde el hilo de estas causas, o tan pronto como su mente se incapaz de seguir la cadena, resuelve la dificultad, da por terminada su investigación, y lo atribuye a sus dioses... Así pues, cuando atribuye a sus dioses la producción de algún fenómeno... ¿hace algo más, de hecho, que sustituir la oscuridad de su mente por un sonido que se ha acostumbrado a oír con un temor reverencial? Paul Heinrich Dietrich, barón Von Holbach,
Système de la Nature, Londres, 1770.

No puede haber un lenguaje más universal y más simple, más libre de errores y de oscuridades... más digno de expresar las relaciones invariables de las cosas naturales [que las matemáticas]. Interpreta [todos los fenómenos] con el mismo lenguaje, como si quisiera atestiguar la unidad y simplicidad del plan del universo, y hacer aún más evidente este orden inalterable que preside todas las causas naturales.
Joseph Fourier, Teoría analítica del color, 1822

Miramos hacia el pasado a través de millones incontables de años, y vemos la gran voluntad de vivir que lucha por salir del fango situado entre las mareas, que lucha de forma en forma y de poder en poder, que se arrastra por el suelo y luego camina con confianza sobre él, que lucha de generación en generación por dominar el aire, que se insinúa en las tinieblas de lo profundo; la vemos levantarse contra sí misma con rabia y hambre y cambiar su forma por otra nueva, contemplamos cómo se nos acerca y se hace más parecida a nosotros, cómo se expande, se elabora a sí misma, persigue su objetivo inexorable e inconcebible, hasta alcanzarnos al final y latir su ser a través de nuestros cerebros y nuestras arterias... Es posible creer que todo el pasado no es más que el principio de un principio, y que todo lo que es y ha sido es sólo el crepúsculo del alba. Es posible creer que todo lo conseguido por la mente humana no es sino el sueño antes del despertar... Surgirán... de nuestro linaje mentes que volverán su atención a nosotros en nuestra pequeñez y nos conocerán mejor de lo que nos conocemos nosotros. Llegará un día, un día en la sucesión infinita de días, en que seres, seres que están ahora latentes en nuestros pensamientos y escondidos en nuestros lomos, se erguirán sobre esta tierra como uno se yergue sobre un escambel y se reirán y con sus manos alcanzarán la estrellas. H. G. Wells, El descubrimiento del futuro,
Nature, 65,326 (1902)

Con la banderas de los países del planeta Tierra sucede algo bastante curioso. Prácticamente la mitad de nuestras banderas nacionales llevan símbolos astronómicos (estrellas, soles, bóvedas celestes, símbolos de la Tierra, medias lunas y la constelación de la Cruz del Sur). El fenómeno es transcultural, no sectario, mundial. Y no está tampoco restringido a nuestra época; los sellos cilíndricos Sumerios del tercer milenio a. de C. y las banderas taoístas en la China prerrevolucionaria lucían constelaciones. No me extraña que las naciones deseen retener algo del poder y de la credibilidad de los cielos. Perseguimos una conexión con el Cosmos. Queremos incluirnos en la gran escala de las cosas. Y resulta que estamos realmente conectados: no en el aspecto personal, del modo poco imaginativo y a escala reducida que pretenden los astrólogos, sino con lazos más profundos que implican el origen de la materia, la habitabilidad de la Tierra, la evolución y el destino de la especie humana, temas a los que volveremos.

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