martes, 8 de julio de 2008

“Los Transformers me han ayudado a que la vida no me aplaste”.


José Schott explica las vertientes filosóficas derivadas de los camiones-robot.


Por J. Morales Las Últimas Noticias. Lunes 2 de julio de 2007

Cuando José Schott se topa con manifestaciones de maldad y desesperanza, piensa en Optimus Prime. “Él es bueno y piensa en los demás”, se consuela, mientras contempla con cierta devoción mística su Optimus Prime miniatura, uno de los 300 de su colección privada de la serie “Transformers”, aquellos legendarios dibujos animados de camiones y autos-robot cuya película se estrenara el 19 de julio.

“Los Transformers han sido muy importantes en mi vida. Me han ayudado a mantener al niño que llevo dentro, para que la vida no me aplaste”, agrega.

Pocos han tenido la sabiduría suficiente para entender la filosofía de José. Sin ir más lejos, cita como ejemplo a sus padres: “A ellos nunca les gustó mi afición por los Transformers. Me decían que nunca iba a madurar. Ni siquiera hoy han cambiado de opinión, a pesar de que estoy casado hace 5 años, hace 13 que trabajo y que ya tengo mi casa propia. En las reuniones familiares el tema está vetado. No se habla porque si no, hay pelea. Por supuesto que encontré a mi esposa que también le gustan los monitos”.

Así las cosas, “Transformers”, la película, viene a significar la culminación de su credo, algo así como la llegada de un Mesías robótico. “He transmitido tanto con la película que a mis amigos los tengo chatos de tanto hablar del asunto. Significa mucho para mí. Lo único malo es que justo coincide con el aniversario de mi matrimonio. No sé cómo compatibilizar la fecha”, agrega.

La vida de Daniel Cabrera también ha sido influida profundamente por estos monitos mecanizados. A tanto llegó su afición que junto a otros fanáticos fundó la comunidad Transformerschile.cl. “Yo soy Metroprex”, dice, “porque es un robot grande y yo también soy harto grande. En Copiapó, de hecho, me llamaban Pititore (a propósito del circense futbolista Pititore Cabrera), pero cuando supieron de mi afición por estos monitos, me pusieron Pititromex. Es lo máximo”, dice.










Pos Data: ¿Alguien todavía cree que los dibujos animados son sólo “monitos”?

Eso da para mucho, así que si alguien quiere saber, que pregunte.
Resulta que quienes los critican, son los mismos que se escudan en la “experiencia”, cuando la experiencia les patea el culo.

De hecho, es lo que más le gusta hacer con los estúpidos.

domingo, 6 de julio de 2008

MOMENTO DE DEFINICIÓN.


¿Cuál es la diferencia entre una decisión ética difícil y un momento de definición? Una decisión ética normalmente implica elegir entre dos opciones: una que sabemos que es correcta y otra que sabemos que es incorrecta. Sin embargo un momento de definición es un desafío mucho mayor, nos hace elegir entre dos o más ideales en los que creemos profundamente. Tales desafíos rara vez tienen una respuesta “correcta”. Más bien, son situaciones creadas por las circunstancias que nos piden dar un gran paso hacia delante y, en palabras del filósofo norteamericano John Dewey, “nos forman, revelan y ponen a prueba”. Formamos nuestro carácter en los momentos de definición, porque nos comprometemos con líneas de conducta irrevocables que dan forma a nuestras identidades personales y profesionales. Revelamos algo de nuevo sobre nosotros a nosotros mismos ya a los demás, porque los momentos de definición descubren algo que ha estado oculto, o cristalizan algo que sólo conocíamos parcialmente. Y nos ponemos a prueba, porque descubrimos si verdaderamente vivimos de acuerdo con nuestros ideales personales o solamente los alabamos sin cumplirlos.
Para convertirse en líderes, los directivos necesitan transformar sus valores personales en acciones intencionadas.

Joseph Badaracco, jr.